El instrumental del Tío Solbes
El barquillero
Visita del arzobispo
Escondiendose por las calles
Para pasar la tarde

Marrocs, cena y toros
Los Marrocs y el borrico
La Mahoma, los Marrocs y el Tío Solbes
La Filà de Marrocs y la Retreta

EL INSTRUMENTAL DEL “TÍO SOLBES”   

Antonio Solbes Pérez fue un bocairentino muy festero y polifacético, del que el Libro-Programa se ocupó en su día haciendo una semblanza en la sección de “Hòmens de la Festa”.
Afiliado a la Filá de Marrocs durante 44 años, vivió siempre ligado a las vicisitudes y alegrías de su Filá, en aquel ambiente intimista y desenfadado del primer tercio de siglo. Producto de su ingenio, de su tenacidad y paciencia fue la construcción de un instrumental completo para la Filá, de hilo de alambre. Sólo la “caixa, el bombo i els plats” eran auténticos. El resto, bajos, trombones, clarinetes, saxos, trompas, trompetas, fliscornos... los moldeó y ensambló en “fil de ferro”, con las boquillas hechas de la popular caña envuelta en papel de fumar que daba un aire especial para entonar en sonido de moscardón la famosa canción “El Maseret”.

El estreno del instrumental, se realizó la noche del 22 de enero de 1949, e hizo las delicias de los bocairentinos que, atónitos, contemplaron el desfile de aquellos marrocs vestidos con calzoncillos blancos, chaqueta negra y sombrero de copa o caldereta. En el año 1950 volvieron a aparecer públicamente para actuar en una charlotada que tuvo lugar en la plaza de toros y que fue organizada por la Filá. Para el desfile previo desde la puerta del Ayuntamiento hasta la plaza, se utilizó el mismo uniforme que el día del estreno pero añadiendo la pajarita. También se utilizaron en las “fueras” que solía celebrar la Filá en el “mas del portell”.
En la primavera del año 1956 en la segunda “fuera” que realizó nuestra Filá a Planes, volvieron a ser utilizados los instrumentos de “fil de ferro”, junto con otros instrumentos de cuerda (guitarra, laúd y bandurria) para completar la sonoridad del grupo. El traslado de esta visita se realizó con el camión “dels Peluts”, desfilaron con la indumentaria de calzoncillos largos, blusa negra, etc. y estuvieron acompañados por los “cabolos”. En la “fuera” a esa misma localidad en mayo del año anterior (1955) solamente se desfiló ( realizando una diana y un posterior desfile) con el traje oficial de la Filá, realizando las famosas variaciones. En esta ocasión estuvieron acompañados por los músicos de aquella población que tantos años les amenizaban las fiestas.
Todo este instrumental, verdadera joya artesana, pasó a su hijo Pedro, y en la actualidad lo guarda, cuida y mima su nieto Antonio Solbes Molina como recuerdo familiar, casi como piezas de museo festero, como parte de la historia de la fiesta, en una faceta desconocida para las actuales generaciones.
La última aparición pública de estos instrumentos, fue en el acto de la retreta del año 1990, coincidiendo con el cargo de Alférez de Don Antonio Solbes Molina. Este, junto con los miembros de su grupo de marrocs, hicieron gala ese día de un uniforme muy similar al utilizado en el momento del estreno del instrumental.
EL BARQUILLERO 

Cuentan los festeros veteranos de la Filá, que el juego del “barquillero”, consistía en situar en el centro de una mesa redonda y en posición tumbado, un vaso de vidrio con forma ovoide achatada, de forma que cogiéndolo por el centro se le daba impulso giratorio y empezaba a dar vueltas sobre su panza ovalada. Alrededor de la mesa se situaban los jugadores, de modo que una vez había parado el vaso, allí donde apuntaba la boca del mismo, designaba el ganador. El premio consistía en beberse un vaso de vino de un solo tirón.
Hecho esto, volvía a dársele otro impulso, y volvía a repetirse el juego. Había quien no probaba el vino en varias tiradas o rondas, pero había también quien salía a gatas, por la dichosa fortuna del juego del barquillero.

VISITA DEL ARZOBISPO D. JOSÉ MĒ GARCÍA LAHIGUERA 

El día 26 de marzo de 1971, realizó su visita pastoral a nuestro pueblo el excelentísimo señor, don José María García Lahiguera, arzobispo de Valencia. La Filá de Marrocs tuvo el gran honor de que nos visitara el maset y compartiera con nosotros unos momentos entrañables; durante la visita, don Vicente Santonja Colomina, secretario de la Filá, le hizo entrega de un solideo, cambiándolo por el que llevaba el señor arzobispo, quedándose este en propiedad de la Filá (actualmente guardado como una relíquia dentro de una vitrina en el despacho del Maset). También le fue entregado un artístico pergamino como recuerdo de su visita al maset dels Marrocs. Al fallecimiento de este señor, el citado pergamino nos fue devuelto nuevamente, siendo actualmente de nuestra propiedad.

ESCONDIENDOSE POR LAS CALLES

Como es de suponer, en todas las filaes ocurren hechos y anécdotas que son dignos de mención. Nuestra Filá no podía ser menos, y de entre las muchas anécdotas en su larga trayectoria festera, nos viene a la memoria una ocurrida en el año 1970.
Dicho año desempeñó el cargo de sargento de Filá, el señor Vicente Belda Lluch, y ocurrió que una vez finalizada la procesión del día del patrón San Blas, este señor, o sea el sargento junto con la banda de música, se fueron al maset sin esperar a nadie. Como es lógico, hubiera tenido que esperar a que capitán y alférez hubiesen salido del templo. Capitán y alférez, al comprobar que se había ido el sargento con la banda de música, tuvieron que ir a escondidas por las calles para que el público no se apercibiera de lo que había ocurrido.

PARA PASAR LA TARDE    

Siendo sargento de la Filá, el tio Toni Cabanes ”El Alt”, y en aquellas largas tardes de los domingos, cuando se hacia la ralla de la miseria y se jugaba la partideta en el maset, acordaron, los allí presentes, que el tío Toni les trajera cosas para hacer la baseta y así pasar la tarde. Como buen sargento y sin mediar palabra, se fue a traer lo que le habían pedido. Al cabo de un rato entró en el maset con un cachirulo, cerillas de traca y unas varitas de regaliz, tal fue la grácia que provocó este hecho, que la anécdota tuvo repercusiones muy sonadas.

MARROCS, CENA Y TOROS  

Teniendo el maset en la calle tramusol y en una de esas noches de cena antes de fiestas, en donde el ambiente festero ya se pone de manifiesto, por el entusiasmo y la puesta a tono de los ánimos, ocurrió que el tío Felipe Ferre, apodado “Pancha Blava”, propuso ir a torear unos becerros o toritos que él tenia en el corral para la cría. Su casa estaba emplazada en la que actualmente es la calle Martí Calabuig. Aquella idea fue aceptada con gran entusiasmo, y contados los que se encontraban en el maset, se apresuraron a proveerse de todo lo que pudiera hacer de capa o pendón para el toreo. Como bien nos recuerda el tío Felipe, en la calle, y como todos bien podemos recordar, habían unos cuantos árboles junto a las aceras. Una vez llegaron a la casa, el tío Felipe abrió la puerta de par en par y entró en el corral, dejando el portón de éste también totalmente abierto. Elegido el becerro que le pareció mas idóneo, se dirigió a la “cuadrilla” que estaba en la entrada del umbral de la puerta y les dijo: “¡Che, prepareu-se que vaig a soltarlo¡”, pero en ese momento creyó que había que darle mas realismo al acto, y sin pensarlo dos veces, cogió al toro por los testículos y se los retortijo de tal forma, que el pobre buey dio tal berrido que hasta el tío Felipe salió corriendo a la calle. Cual fue la sorpresa al comprobar que no había nadie en las aceras ni en la calle, todos estaban subidos a las ramas de los árboles, no se explicaba nadie como habían subido, pero lo cierto es que allí se encontraban. Aquella noche no hubo toreo, con el bramido del torito, hubo más que suficiente.

LOS MARROCS Y EL BORRICO    


Cuando se hacía la embajada de la risa, y después de haber comido en el maset a un grupo de marrocs, haciendo las visitas a sus respectivas viviendas, se les ocurrió subir un borrico a casa de Hermenegildo Sempere Reig “Mere”. Como este señor vivía en un bloque de viviendas allí enfilaron al borrico, escalones arriba y cuando quisieron bajarlo marcha atrás, lo tuvieron que subir hasta el segundo piso, entrar dentro de casa y en el comedor, darle la vuelta y entonces, poderlo bajar normalmente o sea, con la cabeza por delante.


LA MAHOMA, LOS MARROCS Y EL TÍO TONI SOLBES        
   

Indagando en los archivos particulares de don Antonio Solbes “el tío Toni Solbes”, hoy en posesión de su nieto don Antonio Solbes Molina, encontramos los siguientes apuntes: hasta el año 1949, la Mahoma la confeccionaba “el tío Blai el Estudiant”. No encontramos nada respecto al año 1950, pero es en el año 1951 cuando empieza a montar la mahoma “el tío Toni Solbes”. Dice en su crónica que empezó a elaborarla mucho tiempo antes de fiestas sin importarle el tiempo--, también apunta que el confeccionaba la cabeza de cartón, con un molde que el mismo se fabricó y que también le hacía el esqueleto y el traje. Del año 1953 encontramos las siguientes anotaciones.


GASTOS DE LA MAHOMA

Madera para la Mahoma
- 2 barras para el vertical
- 2 tablas para hombros y barriga
- 2 maderas para brazos
- 2 barras para catret
Telas para la Mahoma
- Tela bombachos
- Tela marsellet
- Tela faja
Gastos diversos
- Por "punchas" y papel
- Por cordel y gachas
- Por pintura y demás
- Por cartón
Total gastos Mahoma
Ptas.
24
10
12
18

80
52,50
21

17
10
8
15
297,50

De todo esto, cartón, pintura, punchas, y gachas hay para dos años.

LA FILÀ MARROCS EN EL ACTO DE LA RETRETA                     

Desde los años 80, nuestra Filá se ha caracterizado por la innovación y por la gran participación en el acto de la retreta. Destacar aquellos años ( principios y mediados de los ochenta ) en los con el uniforme completo de la Filá y con la espingarda, D. Eduardo Gisbert Doménech y D. Antonio Vañó Bataller, junto con las dos torres humanas, encabezaban las cuatro largas filas de marrocs que realizaban una serie de variaciones entonando la canción “¡Ay, Ay, Ay, Ay.. que bonita eres!”. A finales de los ochenta y principios de los noventa, aunque sin dejar de desfilar con el traje oficial de la Filá, predominaron los disfraces. Fue a finales de los noventa cuando se volvió a desfilar nuevamente como se había hecho anteriormente, introduciendo un cambio a partir del año 2001 hasta el actual, en los que en vez de desfilar con espingarda lo hicimos con las escobas que habíamos utilizado por la tarde en el entierro de la Mahoma. Los movimientos de las escobas, las variaciones y el gran número de Marrocs participando (también acompañados de algún disfraz), han hecho de este acto un referente de nuestra Filá.